Voces de nuestra arquitectura emergente: Nicolás Flosi

En esta edición del ciclo que busca promover y difundir las reflexiones de los jóvenes profesionales de nuestra provincia, el arquitecto rosarino Nicolás Flosi, del estudio Oficina Girasol responde el cuestionario de La Gaceta Arquitectura. El tránsito de la facultad a los primeros pasos en el mundo laboral, el rol que ocupan los y las profesionales, y el cruce de la arquitectura con otras disciplinas.

por La Gaceta Arquitectura

El arquitecto Nicolás Flosi es rosarino, tiene 31 años, y se recibió en la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño (FAPyD) de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Junto a su hermano, el arquitecto Sebastián Flosi, está a cargo del estudio Oficina Girasol.

«Concebimos a la arquitectura como el artefacto de reflexión y acción desde el cual poder aportar y ayudar a otras personas y a la sociedad toda, y al mismo tiempo también como el canal expresivo que nos permita construir una mirada, una ventana al mundo. Creemos que en el equilibrio entre estas dos nociones debe posicionarse nuestro trabajo», puede leerse en el portfolio de Casa Girasol.

En el marco del ciclo Voces de nuestra arquitectura emergente, Nicolás Flosi respondió el cuestionario que La Gaceta Arquitectura viene realizando a jóvenes arquitectos y arquitectas de nuestra región.

Si bien este ciclo apunta a dejar que la voz propia de los y las profesionales sea la protagonista, en este caso, a pedido expreso del entrevistado las respuestas serán en plural, integrando en las mismas a su hermano y socio del estudio.

—¿Cómo viviste el paso de lo académico a lo profesional? ¿Qué diferencias encontrás entre esos dos ámbitos?

—En nuestro caso, el paso fue poco perceptible debido a que tanto yo como mi hermano comenzamos a trabajar en torno a la arquitectura en el mismo momento que estudiábamos, desde una época muy temprana del proceso académico. 

Entonces, podemos decir que comenzamos a insertarnos hace un tiempo ya, y creemos que es un ejercicio muy valioso para poder tender puentes entre un espacio y otro y enriquecer ambos lugares con los cruces entre ellos. 

Nos gusta pensar que se aprende haciendo y no que hay un lugar donde uno aprende y otro donde uno hace. Por eso estamos más interesados en observar los puntos en común y lo que se les parece más que las diferencias específicas de estos ámbitos.

—¿Recibís encargos o gestionás tus propios trabajos?

—Recibimos algunos encargos, en general de familiares o amigos como sucede habitualmente en el inicio de la práctica profesional. De todos modos, creemos que el modelo de trabajo en donde el arquitecto se recluía en su despacho a esperar que la gente vaya a contactarlo está agotado. 

No hay forma de sostener un ejercicio laboral consistente con las actitudes pasivas y estáticas propias del siglo pasado. Tampoco nos entusiasma la figura del arquitecto desarrollador, que, frente a las complejidades y dificultades actuales de la práctica, se esfuerza por prescindir de la figura del comitente, simplificando los procesos y acaparando la toma total de decisiones. 

Ante estas dos posturas, queremos apostar por una tercera, que adopta una actitud activa y comprometida, que observa, escucha y analiza los requerimientos y demandas de la sociedad, y propone un modelo de construcción colectiva, a partir del diálogo y la participación de los distintos actores. 

—¿Cómo interpretás el rol de los y las arquitectas en la actualidad y a futuro?

—Creemos que frente a las condiciones actuales de la contemporaneidad en la cual priman fuertes rasgos de inestabilidad, velocidad, liquidez de los procesos; el sujeto arquitecto debe reconocer dichas características y devolver un perfil dinámico, ágil y flexible que le permita poder tener capacidad de acción y le brinde peso específico dentro de los actores que definen el desarrollo de nuestras ciudades. 

Esto no significa que deba trabajar funcionalmente a un sistema que exacerba las ganancias económicas y gira fundamentalmente en torno a la maximización del capital. Ante un mundo deslumbrado frente a los avances vertiginosos de la inteligencia artificial, reivindicamos más que nunca un tipo de arquitectura que ponga al ser humano en el centro de la escena; que revalorice nuestra disciplina como ciencia social; que rescate el carácter subjetivo y singular de nuestra labor; que vislumbre la dimensión política que ejercemos en la construcción del entorno, que debe ser abierto, sostenible y disfrutable por todos y todas.

—¿Cómo concebís y cómo ponés en práctica el cruce de la arquitectura con otras disciplinas?

—Entendemos que la arquitectura, junto con otras disciplinas, participa de una conversación más amplia, donde lo que trasciende es la construcción cultural. Nos gusta pensar que todos trabajamos sobre lo mismo, pero que cada disciplina lo ve desde un lugar distinto. 

En la medida en que podamos desbordar la esfera disciplinar y abrir el diálogo con otras prácticas generadoras de cultura, podremos aportar y también aprender de un abanico mucho más extenso de miradas. 

La historia, la filosofía, el arte, las tradiciones, el psicoanálisis, son algunos de los campos que intentamos explorar. En ese encuentro con lo otro, nuestro hacer trasciende sus referencias y brinda la posibilidad de encontrar nuevos sentidos.

—¿Qué obstáculos encontrás en el desempeño profesional y cómo considerás que se pueden sortear?

—Somos conscientes de lo desafiante que es ejercer la práctica actualmente ya que estamos sometidos a los mismos condicionantes que cualquier otro estudio de arquitectura joven. Dicho esto, tratamos de evitar las posturas que reniegan de las complejidades y dificultades de hacer arquitectura. 

Preferimos ejercitar una mirada que acepte la naturaleza del asunto y de lo dado, y se alimente de ello. En lugar de mirar la realidad como una suma de obstáculos que nos impiden llevar adelante nuestro trabajo, creemos en que justamente parte del trabajo es pensarlos de otra manera; aceptarlos y reconocerlos parte, para luego poder utilizarlos encontrando en ellos el disparador desde donde plantear nuestra respuesta.

—¿Qué consejos podrías dar a los y las estudiantes de arquitectura?

—Nos resulta extraño darles consejos a lxs estudiantes, ya que hasta hace poco tiempo nosotros también lo éramos. Creemos que en nuestra disciplina como en cualquier proceso elaborativo es preciso el ejercicio de hacer y éste debe practicarse con cariño. 

Nos gusta mirar la producción de arquitectura a partir de la observación de la actitud que las personas que la llevan acabo sostienen, y no tanto quizá como resultados producto de una serie de aptitudes o posibilidades dadas. 

Se aprende a hacer arquitectura haciendo; intentando, equivocando, revisando, insistiendo. Hacer con entusiasmo y dedicación es entonces para nosotros el verdadero valor de este trabajo.

Obras publicadas (en orden de aparición):

-Portada: «Casa Quincho» (Barrio Hostal del Sol, Rosario, Argentina, 2022)

-«Intervención Buenos Aires» (Buenos Aires 2264, Rosario, Argentina, 2023)

-«Concurso para la pintura exterior del CEC» (Centros de Expresiones Contemporáneas, Rosario, Argentina, 2023)

-«Casa Estanque» y «Casa entre Árboles» (Barrio Hostal del Sol, Rosario, Argentina, 2021)

-«Reforma Sarmiento» (Sarmiento 549, Rosario, Argentina. En curso)

Más información sobre el estudio Oficina Girasol aquí.

*El ciclo “Voces de nuestra arquitectura emergente”, de La Gaceta Arquitectura, tiene como objetivo principal difundir el trabajo y el pensamiento de jóvenes referentes de la arquitectura y el urbanismo de nuestra
provincia.

El título expresa la intención de este ciclo, que busca que sean los y las protagonistas de esta nueva generación quienes relaten sus experiencias y expresen sus inquietudes y sus visiones en torno al ejercicio profesional.

El plantel de jóvenes profesionales sub-36 que participan de la Muestra Argentina de Arquitectura y Paisajismo Emergente (MAAPE), que el Colegio de Arquitectura y Urbanismo de la Provincia de Santa Fe (CAUPSF) es representativo de este segmento. Por lo tanto, aparece como más que oportuno comenzar a recoger de allí las primeras «Voces de nuestra arquitectura emergente».