Los Grises: una exploración de los límites del metal entre el diseño industrial y la arquitectura

Juan Boldrini y Rodrigo Salgado son jóvenes arquitectos rosarinos que diseñan y construyen muebles de metal. “Creamos objetos que matan el aburrimiento”, afirman. Su emprendimiento se llama Los Grises y para su presentación en redes eligieron al edificio del CAUD2 como escenario de la sesión de fotos y videos.

por La Gaceta Arquitectura

Los arquitectos Juan Boldrini y Rodrigo Salgado están al frente de Los Grises, un emprendimiento que comenzaron a desarrollar en plena pandemia y que adjudican al interés que les generaba las posibilidades constructivas del metal en sus años de estudiantes en la Facultad de Arquitectura de la UNR. Los Grises fabrican muebles de estructura metálica y presentan a sus diseños como “objetos que matan el aburrimiento”. 

Sobre ese slogan, Salgado explica: “El primer aburrimiento que buscamos matar es el nuestro”. Y Boldrini agrega: “Nos retroalimentamos con la búsqueda de nuevos diseños, tomando la creatividad como una salida que nos permite hacer algo distinto a lo que hacemos cuando estamos en obra”. 

Salgado y Boldrini -de 32 y 33 años- forman parte de la nueva generación de profesionales que se vinculan con el Colegio de Arquitectura y Urbanismo de Rosario (CAUD2) a partir de la convocatoria que la institución viene realizando en los últimos años para visibilizar y acompañar las distintas formas del ejercicio profesional de su matrícula. 

Una muestra de esto es la elección del edificio del Colegio como locación para realizar la sesión de fotografías y videos de sus productos que utilizarán como portfolio en sus redes sociales. 

En diálogo con La Gaceta Arquitectura, los creadores de Los Grises cuentan la historia de este emprendimiento, el interés por el uso del metal para diseñar muebles y las posibilidades que exploraron, y cómo conjugan las habilidades propias de la disciplina con la necesidad de pensar en un plan de negocios para optimizar la producción y la venta de sus muebles. 

—¿Cómo surge la idea de trabajar en el diseño de muebles de metal?

—Rodrigo: Es un proyecto que empezamos juntos en los últimos años de la facultad, trabajando, cada uno por su lado, en relación de dependencia en empresas constructoras. Los dos seguimos creciendo y empezamos a trabajar juntos en nuestra empresa de revestimiento, con la que también hacemos estructuras metálicas.

En su momento decidimos hacer una inversión para volcarla a este proyecto que es Los Grises, que es diseño en metal orientado al diseño de mobiliario industrial y de interiores, que son cosas que no pudimos desarrollar en nuestros trabajos en relación de dependencia y que siempre nos interesó.

—Juan: Siempre hicimos obras trabajando para esas constructoras. Y, aunque esas empresas tienen sus estudios de arquitectura y se diseña, se trabaja mucho con hormigón, con obra gruesa. Ahí empezó la experimentación con el metal, un primer contacto con su manejo.

Básicamente, Los Grises surge de estar todo el tiempo en contacto con la industria de la herrería, con los procesos de plegado y corte. Eso nos acercó mucho a las posibilidades del material, al conocimiento y la experimentación. 

—¿Y a qué se debe la elección del nombre Los Grises?

—R: El nombre tiene que ver con el color asociado al metal, pero también con otras cuestiones. Tenía que ver con que nosotros empezamos a trabajar en esta idea en el 2020, cuando estábamos trabajando para empresas y teníamos esa dualidad de trabajar también con proyectos propios; estando en especie de zona gris porque no tenían cabida esas iniciativas. 

—¿Y de dónde les viene el interés por las estructuras metálicas? ¿Qué posibilidades encontraron en ese material?

—J: Siempre hubo un cariño especial con el metal. Yo vengo de un colegio técnico, y en la facultad yo trataba de explotar el metal en los proyectos. Considero que el metal tiene una precisión mucho mayor respecto a la mampostería de una obra. Sobre todo el acero de corte. Me gusta eso del detalle, los plegados. Me gusta verlo y diseñarlo.

—R: En arquitectura uno aprende a trabajar en centímetros, pero cuando pasás al milímetro descubrís otro mundo. Me apasiona la versatilidad del metal. Si sabés cómo funciona el material, su resistencia y su peso, podés aprender a manipularlo para lograr una estructura ocupando un gran espacio con poco volumen de material. Por ejemplo, con los muebles de malla podemos conseguir objetos de gran tamaño que son muy livianos. 

—J: Con la malla estamos buscando llegar al límite; desplegando hasta donde más se pueda. Hoy trabajamos con chapa negra laminada en caliente. Las mallas son de hierro electro-soldadas. 

—R: El hierro siempre es el insumo base. Sumamos piezas especiales como tornillería cromada o de acero inoxidable o piezas de impresión 3D. En cuanto al diseño, los racks y las estanterías, están moduladas a la malla.

—¿Con qué líneas de muebles trabajan y qué procesos constructivos implican? 

—R: Ahora trabajamos esta línea de muebles que son de malla metálica trabajados muy artesanalmente, que son plegadas y soldadas en el taller. Esto nos obligó a generar distintas piezas en plegado de chapa y corte laser que nos acercó más a lo milimétrico, a la cosa muy diseñada y detallada. 

—J: Y también trabajamos con piezas de impresión 3D en plástico, que usamos para que algunos muebles más rústicos, tengan elementos que den suavidad en las superficies de contacto, donde se va a apoyar un vidrio, por ejemplo. 

—R: Una primera línea es la de malla, con la que experimentamos mucho y descubrimos su potencialidad para superficies de apoyo en mesas o racks, pero también sus limitaciones; porque no haríamos una silla con eso.

De ahí surge la segunda línea, que es de cañería estructural aplicada a piezas como sillas o percheros. Y una tercera línea que estamos desarrollando es la de muebles de chapa, que aunque es pesada y maciza, permite desarmarlos y armarlos en pocas piezas. 

—J: El plano del único mueble de chapa que tenemos construido es súper técnico, con mucha precisión con los cortes láser. Fue aprender mucho en el proceso de construcción; tenés que conocer el radio de giro que permite la chapa en el plegado. 

En el caso de los muebles de chapa desplegada nos interesa la idea de que se pueden ensamblar en tu casa, al modo de IKEA. Pero en este momento nos enfocamos en desarrollar más la línea de muebles de caño, que tiene muchas posibilidades para trabajar con la ergonomía.

—¿Cuentan con taller propio o tercerizan algunos procesos de producción?

—J: Tenemos amigos que tienen sus espacios y nos han dado una gran mano. Hoy trabajamos con tres talleres, que son de los mismos herreros con los que trabajamos en las obras. 

—R: Hace diez años que los vemos trabajar en la herrería en obra, lo que generó un vínculo con ellos y entender cómo es su oficio. A partir de esa observación sabemos qué pueden resolver. Ante un desafío sabemos cuál de ellos puede hacerlo mejor porque conocemos sus posibilidades y las máquinas que tienen también.

—¿Qué importancia le dan a la comunicación y por qué eligieron el edificio del CAUD2 para hacer la sesión de fotos y videos?

—J: Cuando pensamos en la difusión de nuestra producción pensamos en mostrarlos en un espacio acorde. Rodrigo propuso hacerlo en el Colegio, donde finalmente aceptaron la propuesta y nos cedieron el espacio muy generosamente. 

—R: El Colegio nos cerraba por todos lados, porque buscábamos un lugar que guarde una relación con los objetos que hacemos. La estructura metálica, el piso gris, la pintura, y el diseño cuidado del edificio del Colegio era ideal. 

Hace un mes y medio atrás, no teníamos un solo mueble fabricado. Eran todos renders. Todo fue muy vertiginoso, porque publicamos los renders en Instagram y vimos que generó mucho interés. 

Instagram fue el canal para conectar con mucha gente interesada en comprarnos muebles. Incluso desde Buenos Aires nos llamaron para hacer un plan de publicidad y difusión, que es algo para lo que no nos sentimos preparados ahora pero sí más adelante. 

—J: Se viene una prueba que es crucial, que es ver qué pasa con la gente cuando empiece a usar esos objetos, cuando interactúen con la vida de las personas. Esas respuestas nos van a orientar sobre cómo seguir, cómo mejorarlos, y cómo producirlos.