por La Gaceta Arquitectura
El arquitecto Nestor Lenarduzzi tiene 35 años, es de Santo Tomé, y es egresado de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Desde el 2016 es maestrando de la Maestría en Arquitectura (Mención Proyecto) de esa Universidad. En el 2018 se graduó en el programa de posgrado de Arquitectura y Tecnología de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), y actualmente se encuentra finalizando el “Master of Advanced Studies in Collective Housing (MCH)” biuniversitario entre el Instituto de Tecnología Suizo de Zurich (ETH Zurich) y la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
Hoy vive temporalmente en Madrid, es docente de “Sistemas Estructurales 1 FADU-UNL, director de Construcciones y Planeamiento de la Comuna de Colonia San José y presidente de un club social y deportivo de su ciudad natal.
Al momento de definir su presente, subraya el contexto en el que transita su camino profesional: “Soy una persona muy activa y curiosa. Ésto, combinado con la arquitectura, muchas veces es una suerte, y otras, una desgracia, porque resulta muy difícil dejar de ser arquitecto: todo el tiempo estamos rodeados de espacio; es algo apasionante, con lo bueno y malo que esto conlleva”, dice.
“Soy fundador de Farqtory. Iniciamos siendo tres jóvenes profesionales a la cabeza. Y ahora, por diferentes caminos que toma cada uno, somos sólo dos directores: Lisandro Sovrano y yo. Mayormente nos especializamos en proyectos residenciales y domésticos, a los que intentamos darle una fuerte impronta contextual”, sostiene.
—¿Cómo viviste el paso de lo académico a lo profesional? ¿Qué diferencias encontraste entre esos dos ámbitos?
—Particularmente comencé a trabajar en el mundo de la arquitectura a muy temprana edad (a los 19 años) porque ejercía como Técnico Constructor, con encargos mayormente familiares. A lo largo de toda la carrera de Arquitectura he trabajado y se me han presentado diferentes desafíos que he afrontado en mayor o menor medida satisfactoriamente con los conocimientos de ese momento.
El nivel y cantidad de trabajo fue en aumento y es entonces donde decidimos con dos compañeros de carrera (Arq. Sovrano y Arq. Evequoz) fundar nuestro propio estudio. La complementariedad de lo académico y lo profesional no fue de la manera esperada.
Si bien mi camino fue bastante paulatino y gradual ya que venía trabajando desde muy corta edad, la transición entre el mundo académico y profesional resultó bastante contrastante. Lo más difícil a mi parecer, es tener que interactuar con tantos actores en diferentes lenguajes y maneras.
En la facultad sos un arquitecto diseñando para arquitectos y hablando con arquitectos. Afuera tenes clientes, contratistas, albañiles, desarrolladores, proveedores, y cada uno con diferentes intereses, formaciones y expectativas, por lo que hay que ser muy asertivo en qué y cómo comunicar.
Asimismo, siempre hay un aprendizaje continuo entre el pasaje del proyecto a la obra. Cada proyecto tiene condicionamientos únicos que hacen de su materialización una etapa más o menos singular, influenciada por ciertas situaciones de contexto, presupuesto, tecnologías disponibles, entre otros, que escapan mucho a lo que te enseñan en el ámbito académico.
También, hoy en día resulta imperioso formarse en diferentes softwares. En la Universidad nunca hemos tenido una instancia de aprendizaje sobre los mismos y de alguna manera todo ha sido todo muy autogestionado. Creo que sería muy valioso poder bajar este contenido a los estudiantes para que tengan más herramientas a la hora de poder representar un proyecto y ser más eficientes con el tiempo de producción.
A lo largo de mi carrera de grado he visto muchas ideas y proyectos truncos porque no se tenían los medios necesarios para modelarlos correctamente.
Además, creo que en lo académico se le da muy poca importancia a la parte comunicacional de la arquitectura. Uno puede ser un excelente arquitecto y un pésimo comunicador, y esto sólo funciona si se hace sólo arquitectura para uno mismo. Cómo poder contar un proyecto ya sea desde lo narrative, lo gráfico o lo discursivo es una de las tareas más importantes que deberíamos aprender, y en ningún momento de la carrera se lo aborda con mucha profundidad.
—¿Recibís encargos o gestionás tus propios trabajos?
—En Farqtory mayormente trabajamos con encargos de diversos clientes. Ahora estamos por iniciar nuestros propios desarrollos, algo muy desafiante porque comienzan a aparecer más responsabilidades y disciplinas involucradas.
El poder ocupar el rol de desarrollador nos resulta de mucho interés ya que permite incorporar lo propositivo desde etapas muy tempranas y diseñar programas algo más libres y basados en criterios y convicciones propias.
Aventurarme a hacer el MCH fue una apuesta al conocimiento y a la adquisición herramientas para evitar que lo que construyamos como estudio sea dirigido pura y exclusivamente por el mercado inmobiliario.
—¿Cómo interpretás el rol de los y las profesionales de la arquitectura en la actualidad y a futuro?
—Hoy vivimos en un mundo donde la única constante es el cambio. Depende desde donde te pares a ejercer la profesión tu rol puede tomar más o menos relevancia y puede estar más anclado a un papel más convencional o más innovador.
Hoy la arquitectura tiene una presencia mucho más marcada por lo colectivo y lo interdisciplinar, desplazando un poco esa arquitectura de arquitectos “superhéroes” que supimos conocer. Creo que la arquitectura cada vez se está volviendo mucho más consciente de su egocentrismo y su vedetismo, y lo que esto ha causado en nuestras ciudades.
Poco a poco se están reincorporando conceptos sobre escala humana, domesticidad, vida en comunidad, huella de carbono, reciclado de edificios, sustentabilidad, vida útil, etc.
Esta nueva consciencia o redescubrimiento en la arquitectura supongo que va a permitir incorporar nuevas disciplinas y enfoques, ser más contextuales y abiertos, innovando desde una mirada más crítica y corriéndonos un poco del centro de la escena generando un futuro de la disciplina mucho más horizontal.
—¿Cómo concebís, y cómo ponés en práctica, el cruce de la arquitectura con otras disciplinas?
—Creo que es uno de los pilares del ejercicio profesional. A veces para poder conocer tus fortalezas, es necesario saber cuales son tus límites, y lo más importante saber cuándo y en qué pedir ayuda. Los procesos de aprendizaje están presentes en todas las etapas de un proyecto y en la óptica de todas las disciplinas y actores intervinientes.
En la práctica es crucial poder indentificar quién puede llevar a cabo mejor cada tarea y es necesario dar la libertad de acción necesaria para que la desarrolle con comodidad. Es muy importante el papel que juega la confianza y el trabajo en equipo en esto, además de la apertura de cada uno de los actores a aportes de otros.
En Farqtory tenemos una filosofía laboral orientada algo más a una organización horizontal, lo que require tener procesos bastante aceitados para evitar contratiempos y dolores de cabeza innecesarios.
Claro que todo esto se termina construyendo y consolidando con el tiempo y la experiencia. Como estudio nos gusta mucho presentarnos a concursos, no sólo por la libertad propositiva que esto da, sino también porque generalmente nos podemos abrir a trabajar con nuevos participantes lo que enriquece el pensamiento y la sinergia proyectual.
—¿Qué obstáculos encontrás en el desempeño profesional y cómo considerás se pueden sortear?
—Coincido con lo expresado por Mariana en la anterior entrevista. El contexto social y económico influye directamente en nuestra profesión. Esto también un poco depende del nicho de la profesión en el que estás ejerciendo, pero en mayor o menor medida de alguna manera siempre te condiciona.
Si bien el estar inmerso en una economía pendulante y contextos de notable informalidad fomenta la polivalencia, ingenio y adaptabilidad de los arquitectos, la sobreexposición a este tipo de escenarios termina de alguna manera ahogando al profesional.
También resulta preocupante las desvalorización del quehacer de la profesión. Esto es una temática muy compleja donde hay varios problemas que se vienen arrastrando, y tanto arquitectos como cuerpo colegiado debemos realizar un diagnóstico siendo principalmente autocríticos.
—¿Qué consejos podrías dar a los y las estudiantes de arquitectura?
—Les diría que, si tienen la posibilidad de trabajar aunque sea a medio tiempo, lo hagan, y no necesariamente en un estudio de arquitectura, sino que puedan adquirir experiencia en otros ámbitos algo más tangenciales a lo que uno tiene en el imaginario del arquitecto.
Ésto no sólo te forma en aspectos técnicos, sino también te brinda herramientas para relacionarte con los diferentes actores más allá de la universidad. También les recomendaría que si tienen la posibilidad de viajar, lo hagan, que amplíen sus horizontes y que experimenten y vivencien obras de arquitectura en su entorno y su contexto, que recorran ciudades nuevas y que se relacionen con gente y cultura.
A mi criterio, estas experiencias no sólo permiten construir un pensamiento crítico hacia a la arquitectura, sino que además estimulan la imaginación y la creatividad.
Obras publicadas (en orden de aparición):
-Portada: «Casa Gubo» (Residencial. San Agustín, Santa Fe. Proyecto: 2015; Construcción: 2016/17)
-«Casa en Empalme» (Residencial-PRO.CRE.AR. Empalme San Carlos, Santa Fe. Proyecto: 2021; Construcción: 2022)
-«Quincho Los Abuelos» (Residencial, fin de semana. Colonia San José, Santa Fe. Proyecto: 2016 ; Construcción: 2016/20)
-«Casa de Ladrillo y Chapa» (Residencial PRO.CRE.AR. Santo Tomé, Santa Fe. Proyecto: 2018; Construcción: 2018/19)
-«La Esquina vieja» (Residencial y comercial. Santo Tomé, Santa Fe. Proyecto: 2021)
Más información sobre el estudio Farqtory, aquí.
*El ciclo “Voces de nuestra arquitectura emergente”, de La Gaceta Arquitectura, tiene como objetivo principal difundir el trabajo y el pensamiento de jóvenes referentes de la arquitectura y el urbanismo de nuestra
provincia.
El título expresa la intención de este ciclo, que busca que sean los y las protagonistas de esta nueva generación quienes relaten sus experiencias y expresen sus inquietudes y sus visiones en torno al ejercicio profesional.
El plantel de jóvenes profesionales sub-36 que participan de la Muestra Argentina de Arquitectura y Paisajismo Emergente (MAAPE), que el Colegio de Arquitectura y Urbanismo de la Provincia de Santa Fe (CAUPSF) es representativo de este segmento. Por lo tanto, aparece como más que oportuno comenzar a recoger de allí las primeras «Voces de nuestra arquitectura emergente».