La arquitectura del crimen: historia de un “sopralluogo”

Un término italiano como definición del “relevamiento” o “reconocimiento” de un lugar en toda su complejidad. “Tanto para una obra de arquitectura como para una película, es un momento importante porque define lo que la obra será; determina en gran parte las decisiones para su realización en términos materiales, funcionales y estéticos”. Así, la arquitecta Ana Rodríguez utiliza este concepto como disparador de su análisis del documental “La arquitectura del crimen”, recientemente proyectado en el auditorio del CAUD2 en el marco del ciclo CineArq.

El 9 de abril pasado, la Comisión de Derechos Humanos y el área de Cultura del Colegio de Arquitectura y Urbanismo de Rosario (CAUD2), pusieron en marcha el ciclo de cine y debate CineArq con la proyección en el auditorio La arquitectura del crimen, una película de 2016 realizada y producida por Señal Santa Fe que explora las marcas de la represión en Rosario y da cuenta de la importancia de preservar los espacios de memoria. 

Este documental cuenta con imágenes, archivos inéditos y testimonios de los sobrevivientes, y cuenta con la participación de la arquitecta y docente de la UNR Alejandra Buzaglo, quien realizó maquetas de los centros clandestinos de detención a pedido de la Justicia Federal, cumpliendo un valioso aporte en los juicios ´por delitos de lesa humanidad que se llevaron a cabo en Rosario. 

Fiel al objetivo de este ciclo, que no sólo se propone exhibir materiales audiovisuales relacionados con la arquitectura y el urbanismo sino promover el debate, la arquitecta Ana Rodríguez (miembro de la Comisión de DDHH) compartió con La Gaceta Arquitectura una reflexión personal sobre este trabajo.

por Arq. Ana Rodríguez*

Se ha iniciado en este Colegio de Arquitectura y Urbanismo Distrito 2, Rosario, «CINE-ARQ», un ciclo de películas que tienen que ver con la Cinematografía y la Arquitectura, sus coincidencias y diferencias como disciplinas, los elementos que las componen, el espacio y el tiempo. La primera proyección, propuesta por la Comisión de Cultura y la Comisión de Derechos Humanos del Colegio, por el tema de memoria histórica que trata, fue La Arquitectura del Crimen.

“Un país sin cine documental es como una familia sin álbum de fotografías”, dice Patricio Guzmán, director de cine chileno, creador de más de una veintena de películas, en su mayoría documentales.

Este documental cumple ampliamente con su misión de testimonio de un hecho público de frente a la sociedad toda a través de un guión impecable, con la eficacia de mostrar la materialización de un espacio creado para consumar un atroz delito y su deconstrucción para ocultar la verdad.

Como arquitectos tenemos mucho que aprender de este documental, por cómo está construído, su ética pero también su técnica y su estética».

Es ejemplar su relación con nuestra profesión que aparece en el rol de peritaje judicial de la arquitecta Alejandra Busaglo y posterior dirección de obra para la restauración de esa parte del edificio de la Jefatura cuando funcionaba como el Centro clandestino de detención en el área destinada al Servicio de Informaciones.

Es un trabajo técnico profesional que da lugar a la minuciosa reconstrucción no ya de los hechos sino de la materialización del espacio que los alberga, se inmiscuye en los intersticios sin dejar de ver cada mínimo detalle que pueda aportar algo que supere la desaparición intencional de planos y documentación fotográfica.

Se trata de un trabajo que se asemeja al del arqueólogo que no hubiera sido posible sin la colaboración colectiva de todos los involucrados. 

Una palabra del italiano ha sido tomada prestada por otras disciplinas del léxico judicial: sopralluògo (o sopraluògo) avv. e s. m. [comp. di sopra- e luogo]. Se llama “sopralluògo” al conjunto de operaciones cumplidas por la policía judicial, eventualmente con la colaboración de personal técnico-científico, para analizar, en un ambiente, el desarrollo de un delito ocurrido en tiempo precedente, con la finalidad de conservar las improntas y las cosas pertinentes al hecho y llegar así a descubrir al responsable. La definición en sí misma parece ser parte del guión de una película policial, tan de moda en los últimos tiempos.

Tanto una obra de arquitectura como una película inician el proceso de realización con lo que en italiano se llama “sopralluògo” y que en castellano corresponde a “relevamiento” en el sentido más amplio de reconocimiento del lugar en toda su complejidad.

Para ambas artes, es un momento importante porque define lo que la obra será, o, mejor dicho, determina en gran parte las decisiones para su realización en términos materiales, funcionales y estéticos.

Aquí podemos establecer una relación entre lo que sería el guión para el film y el tema-programa en la obra de arquitectura. 

Buscar indicios entre las capas de pintura de un espacio deconstruido, la delicadeza de una demolición que cubre una historia, fue una tarea que ha involucrado a quienes fueron parte de este trabajo inmenso».

Para el cine, el guión no es independiente de este relevamiento, puede haber una historia pero el guión incorpora el lugar. En un ciclo de cine arquitectura en la Triennale de Milán, Wim Wenders señalaba que no es el cineasta a elegir el lugar sino el lugar al cineasta, tanto que en su film Lisbon Story, al llegar a Lisboa cambió completamente el formato y el género. 

En su relato comenta que fue a hacer un documental y terminó realizando una historia de intriga en la que la ciudad tiene el principal rol protagónico a través de sus sonidos interpretados por el técnico que los reproduce.

En Arquitectura, el relevamiento constituye un instrumento científico–técnico que registra lo más fielmente posible, las características del lugar, sean producidas por el hombre como por la naturaleza, las relaciones humanas, sociales y económicas. 

La visión de las mismas estará imbuida de interrogantes que dependen de la función del edificio o el área urbana objeto del proyecto. La observación de los datos aportados por las investigaciones históricas, planimétricas y del entorno constituye una herramienta fundamental para definir el proyecto, valorar el impacto que producirá y tomar las decisiones más acertadas. 

En ocasiones el relevamiento puede modificar las premisas iniciales sobre la intervención a realizar, inclusive en ciertas obras modificar el área destinada y/o las diferentes funciones.

La Arquitectura del Crimen hace suya en cada fotograma esta palabra, no en proyecto sino en retrospectiva. Buscar indicios entre las capas de pintura de un espacio deconstruido, la delicadeza de una demolición que cubre una historia, fue una tarea que ha involucrado a quienes fueron parte de este trabajo inmenso.

La vida y la ficción 

Un documental es también una ficción. Aunque las imágenes sean tomadas de eventos reales, la construcción de la narrativa a través de su montaje, el uso del sonido, las secuencias, etc. definen claves de lectura.

Verdad es que estas imágenes en movimiento se perciben como iconos, crean inevitablemente fetiches, pero ello no es inherente a las imágenes  sino al imaginario, hacemos con el filme lo que hacemos con la vida y la interpretación de los hechos.

Si somos el ojo que mira, la cultura es la lente, de allí la importancia que damos a educarnos con la amplitud del reconocimiento de un lugar, donde nada es lo que parece.

Como arquitectos tenemos mucho que aprender de este documental, por cómo está construido, su ética pero también su técnica y su estética, sobre el modo en que un grupo de personas constituye un equipo en el que cada uno conoce su pequeño papel y acciona la llave que abre una visión que da espacio a otro cine y otra arquitectura.

*La autora de esta nota, la Arq. Ana Rodríguez, integra la Comisión de Derechos Humanos del Colegio de Arquitectura y Urbanismo Distrito 2, Rosario (CAUD2).