Desde el andamio: la puesta en valor de la cúpula del Teatro El Círculo

“Un privilegio irrepetible”. Así definieron los miembros de la Comisión de Patrimonio del CAU D2, su visita a las obras de restauración y conservación de la cúpula del Teatro El Círculo, donde pudieron tener al alcance de la mano a los ángeles de Carmignani y contemplarlos en detalle. En La Gaceta compartimos el relevamiento que realizaron en el lugar y el diálogo que mantuvieron con los encargados de la restauración.

La Comisión de Patrimonio del CAU D2 tuvo la oportunidad de visitar las obras que se estaban llevando a cabo para la puesta en valor de la cúpula del Teatro El Círculo gracias a una invitación especial de la directora de visitas guiadas, la Licenciada Claudia Sabatini. Desde La Gaceta reproducimos a continuación, el texto completo y las fotografías que componen el relevamiento que realizaron los integrantes de la Comisión de Patrimonio en aquella oportunidad:

El año había comenzado con la concreción de este proyecto largamente anhelado por la Asociación Cultural “El Círculo” y por todos los rosarinos que amamos nuestro Teatro, ícono de la ciudad.

La necesidad de recuperar y conservar la obra pictórica de Giuseppe Carmignani así como la reparación y limpieza de los ornamentos deteriorados de la cúpula que, según los registros oficiales, no había sido intervenida (dato desestimado posteriormente) desde su ejecución en 1904, llevó a encarar este ambicioso proyecto, cuyo primer desafío fue la ejecución del mega andamio para acceder a la misma.

Los trabajos de restauración propiamente dichos fueron llevados a cabo por el Grupo Basamento, que no casualmente se formó allá por el año 2004, cuando un grupo de docentes y alumnos de Bellas Artes fueron convocados para los trabajos de recuperación y acondicionamiento del Teatro para ser sede del Congreso Internacional de la Lengua Española.

Hacia fines de febrero de este año, en plena ejecución de la obra que se estaba llevando a cabo, pudimos visitarla, dimensionarla y apreciarla desde adentro. El recorrido comenzó en la Catacumbas (debajo de la Sala principal) donde funciona el Museo Barnes, en ese momento invadido por la estructura de apuntalamiento necesaria para soportar el enorme andamiaje que se ubicó en la Sala.

Capítulo aparte fue la oportunidad que tuvimos también de recorrer los espacios que pronto se habilitarán en el subsuelo para alojar el Museo del Teatro y que ya cuenta con un ala que los vincula (mediante escalera y ascensor) con la P.B. a una salida a Mendoza y al Café de la Ópera.

Nos dirigimos luego a la Sala principal, donde, previo retiro de la totalidad de las butacas, se había erigido un imponente andamio de 25 mts de altura. Esa, nos explicaban, fue la mayor inversión de la obra, dato que pudimos comprender cabalmente dada su dimensión y complejidad.   

Luego emprendimos el camino hacia arriba, atravesamos los distintos niveles hasta llegar al Paraíso desde donde, escalera marinera mediante, accedimos a la plataforma de trabajo donde el grupo de restauradores realizaba su concienzuda labor.

Acceder allí fue un privilegio irrepetible: tener al alcance de la mano el florón central de la cúpula, observar en detalle los ángeles de Carmignani, imaginar a los trabajadores que intervinieron en la construcción original y poder dialogar con quienes tenían en sus manos la intervención actual. Fue como si el tiempo se hubiese detenido.

Compartimos aquí el resumen del diálogo que los representantes de la Comisión de Patrimonio del CAU D2 entabló con el Grupo Basamento:

—¿Cómo fueron convocados?

—Fueron llamados por personal del Teatro ya que desde hace varios años vienen realizando trabajos de restauración allí. Por ejemplo, hace un año tuvieron la oportunidad de trabajar en la recuperación del arco del proscenio.

—¿Cómo comenzó la relación del grupo basamento con el teatro El Círculo?

—A partir de la convocatoria para la recuperación del Teatro para el Congreso de la Lengua se formó el equipo que luego se consolidó en una Cooperativa de profesionales provenientes del campo del arte dedicados a la restauración y conservación de bienes particulares e históricos

—¿Qué premisas consideraron?

—Los tiempos, ya que el teatro quería abrir sus puertas al público a fines de marzo y debían considerarse, además del trabajo de intervención propiamente dicho, el desarmado de andamios, la reubicación de las butacas y la limpieza general.

La hipótesis de que no se habían realizado intervenciones anteriores fue desestimada durante el transcurso de las tareas ya que se encontraron tornillos auto perforantes en el cielorraso, alambres en las molduras, sectores repintados con pinturas acrílicas y reintegraciones de yeso que no respetaron el nivel de la obra.

—¿Cómo definieron los tiempos y los equipos de trabajo?

—El tiempo era acotado ya que estaba condicionado a la fecha de apertura al público del teatro lo que requirió que se ampliara el equipo de trabajo.

En total trabajaron 9 personas, Alejandro Guaragna, Candela Nardelli, Pablo Valdano, Georgina Bürgi, Amorina Milone, M. Celina Moyano, Sergio Mateini, Soledad Marino y Carolina De Luise (además miembro de nuestra Comisión de Patrimonio) con la supervisión de Cristina Lancelotti y Alejandra Rubinich.

—¿Cómo fue ese primer encuentro con la obra de Carmignani? ¿En qué estado la encontraron?

—Se encontraron grietas y fisuras en el cielorraso amuradas con tornillos auto perforantes, aplicación de yeso y repintes que por suerte ocupaban mayormente la parte correspondiente al cielo y no a las figuras aladas.

Aunque había algunas que también fueron intervenidas y era evidente la diferencia con el original. También había algunos desprendimientos de pintura, suciedad superficial, algunas oquedades mínimas, una de mayor tamaño, y bastantes manchas de humedad y de las varillas de madera utilizadas como soporte del yeso aplicado

—¿Cuáles son las tareas que están realizando en este proceso de restauración?

—En primer lugar, se realizó un relevamiento fotográfico del estado de conservación de la cúpula a restaurar y un análisis de las patologías detectadas por sectores. Luego, se metieron “manos la obra” iniciando la limpieza en seco, yendo siempre de menor a mayor de modo tal de ser muy cuidadosos con la obra.

Se inició, entonces, con pinceles de cerdas suaves y aspiradora sólo en los casos de mucha concentración de suciedad, siguiendo con la consolidación ya que en algunos casos el pigmento de las pinturas se encontraba muy pulverulento, quite de repintes no compatibles matericamente ni con el nivel de la obra y finalmente se hicieron las reintegraciones de las partes de yeso faltantes y reintegraciones cromáticas.

—¿Cómo es la técnica que usan y con qué materiales trabajan?

—La premisa es adoptar siempre criterios de intervención que tengan como base el máximo respeto por la obra original, la mínima intervención, el uso de materiales compatibles y la reversibilidad de los mismos. En el caso de la pintura por ejemplo se adoptó una técnica llamada rigatino, que permite la recomposición de la unidad estética de la obra, integrando las lagunas mediante un equilibrio cromático que aproximándose permite identificar que se trata de una intervención posterior.

Y en cuanto a los materiales, para las reintegraciones pictóricas se fueron armando los colores de un modo artesanal usando pigmentos con goma arábiga transportándonos de alguna forma al modo en que se conseguían los colores en esa época y haciendo las pruebas y ajustes necesarios de modo tal de garantizar esa compatibilidad tan buscada.

Dicho ésto, cabe destacar la minuciosidad del trabajo realizado, la intención de generar un elemento global a partir de la sumatoria de pequeños detalles. Todas las tareas como limpieza, consolidación y sobre todo las reintegraciones se hicieron con esta atención y cuidado, insistiendo repetidamente en un mismo lugar, repasando y ajustando el color las veces necesarias para lograr el nivel deseado.

Esta minuciosidad de los pequeños detalles que siempre hace al conjunto permite tener una visión global de la obra. La integración, entonces no es sólo la reposición o el faltante, sino que va un paso más adelante, haciendo convivir el original con la reintegración y que ésta dialogue con el resto de la obra, lo cual es fundamental.  Intervenir determinados lugares siempre en función de que eso pueda funcionar con el resto. Esta idea es interesante, a diferencia de soluciones que optan por intervenir o repintar todo, nos destaca en cuanto al especial cuidado de la obra para no meter la mano de más, realzando aún más el valor de la misma.

Para mayor información sobre este tema consultar en:

www.teatro-elcirculo.org

Instagram: teatroelcirculo / teatroelcirculodidactico

Instagram: grupo_basamento