Ariel Giménez: por un Colegio abierto y con mayor presencia territorial

El presidente del Colegio de Arquitectos de Rosario, Ariel Giménez Rita, define los ejes de su gestión y analiza en esta entrevista con La Gaceta la evolución de esos objetivos en el primer semestre de gestión. “Estamos recorriendo lugares con déficit de infraestructura por los desarrollos inmobiliarios. Es tiempo de una apertura, de no pensar que uno tiene la casa ordenada sino de saber que el territorio empieza a tener otra forma”, afirma.

por La Gaceta

Promediando el primer año de su gestión como presidente del Colegio de Arquitectos de Rosario (CA D2), Ariel Giménez Rita dialogó con La Gaceta sobre el avance de los objetivos trazados al momento de asumir y explicó cuáles son los principales ejes de trabajo de la agenda institucional. “Vamos a tratar de ampliar la presencia del Colegio en comunas y municipios”, dijo al momento de resumir la firme decisión de poner a la territorialidad como una de las políticas distintivas de la gestión. 

Asimismo, dejó en claro que estas acciones van a la par del objetivo principal del Colegio, que es mejorar el trabajo diario de los matriculados. “Desde luego que asumimos que nuestros mayores esfuerzos estarán centrados en ser eficientes en las gestiones y dar respuesta ante la enorme cantidad de reclamos de arquitectos y arquitectas en cuanto a tiempos de permiso de obra y de gestión”, precisó.

Por otra parte, Giménez Rita reiteró el interés de la comisión directiva del CA D2 por tomar la delantera en el planteo de debates y una agenda urbanística de Rosario, del área metropolitana y de localidades del alcance jurisdiccional ante cuestiones problemáticas como los servicios, el uso del suelo, el impacto ambiental, la infraestructura vial y la gestión de residuos en zonas de abrupto crecimiento demográfico. 

“Abordar todos estos temas requiere de una mirada sensible, una mirada interdisciplinar. Desde el Colegio de Arquitectos de Rosario trataremos de promover una mejora a partir de la opinión y disposición para reunirnos con todos los entes u organismos municipales, provinciales o nacional que nos permitan dar nuestra mirada”, afirmó. 

—¿Cuáles son los temas de la agenda urbanística de Rosario y la región que considerás relevantes como para que el Colegio intervenga con una mirada propositiva?

—En cuanto a lo institucional, esta gestión ya dio un primer gran paso al recuperar el Instituto Territorial como ente con presencia del Colegio en las diferentes comunas y municipios para generar vínculos con todos aquellos con los que no tengamos convenio. Es decir, vamos a tratar de ampliar nuestra presencia en comunas y municipios. 

Con esto me refiero a incorporar la gestión territorial en términos de verificar el crecimiento y ocupación de suelo rural a urbano que se dan en los distintos municipios por el enorme crecimiento, y constatar si las infraestructuras acompañan todo este desarrollo. 

En ese sentido, como observadores territoriales haremos un análisis y trataremos de conciliar cuestiones de hidráulica, vialidad, medio ambiente, gestión de residuos, transporte público, y seguridad vial. Se trata de definir una mirada de ciertos lugares que realmente nos preocupan como arquitectos o como hacedores de la transformación del territorio. 

Aunque es cierto que estos asuntos pertenecen a un campo estrictamente político, consideramos que el Colegio de Arquitectos debe tener una mayor participación al respecto. Apostamos a un Colegio abierto y con mayor presencia territorial.

Tenemos que convertirnos en una voz lúcida y visualizar los problemas que requieren una solución».

—¿Y cómo se plasma desde la práctica concreta esa participación?

—En este caso en particular, contemplando a todas las localidades que abarca el Distrito 2 del Colegio de Arquitectos con salidas y visitas semanales a las distintas comunas y municipios para verificar estas problemáticas de las que hablamos y plantear luego estos temas en agenda. 

De ningún modo Rosario y el área metropolitana dejan de ser el gran foco. Pero lo distintivo de esta gestión es que salimos desde la periferia hacia el centro, y luego, en temas particulares de la ciudad que están en la esfera de la secretaría de Planeamiento tomamos las distintas inquietudes que esa dependencia nos formule. 

Algunas de las problemáticas en agenda son las posibles reformas de normativas en Funes y Fisherton, en el entorno directo del aeropuerto. Pero también daremos cuenta de las problemáticas de Villa Constitución como límite sur del distrito, o San Lorenzo, Puerto General San Martín y Timbúes como límite norte, por ejemplo. 

Yo considero determinante hacer una lectura de nuestra región. Abordar todos estos temas requiere de una mirada sensible y coordinar cuestiones como el acceso vehicular o el escurrimiento hídrico, con una mirada interdisciplinar. 

Desde el Colegio de Arquitectos de Rosario trataremos de promover una mejora a partir de la opinión y disposición para reunirnos con todos los entes u organismos municipales, provinciales o nacional que nos permitan dar nuestra mirada.

Yo creo que es muy importante, como profesional, como arquitecto, y un poco como urbanista, saber que la gente que sufre estos problemas territoriales está por fuera de nuestra disciplina. Por lo tanto, hay que involucrar a los diferentes colegios profesionales y actores. Saber escuchar a los vecinos siempre ayuda a mejorar y rectificar las prioridades. En ese sentido, tenemos que convertirnos en una voz lúcida y, como mínimo, visualizar los problemas que requieren una solución.

—¿Cuál es tu diagnóstico de la coyuntura de Rosario en cuanto al avance de obras y el desarrollo urbanístico?

—La coyuntura de Rosario y su área metropolitana no está exenta de la realidad económica del país. Yo observo que la fortaleza de la inversión privada es de un dinamismo enorme, mientras que el de las infraestructuras y obra pública va a otra velocidad. Nos gustaría pensar que es un momento para coordinar estas acciones para el bienestar del ciudadano común. Pretendemos espacios públicos, espacios verdes, bicisendas, acceso al transporte público en tiempo y forma, gestión de residuos eficiente. Es decir, lo que ambicionamos todos, que es ganar en calidad de vida. 

Nuestro anhelo es que lugares históricos como Fisherton o tantos otros barrios de la ciudad tengan una transformación armónica. Toda transformación es conflictiva y traumática, pero siempre podemos tomar como modelos lo que fue la apertura de Rosario al río, o la circunvalación, casos que representaron un beneficio territorial enorme.

Al momento de proyectar, todo se puede hacer en micro o macro escala. Con las nuevas modalidades satelitales y de archivos digitales uno puede confrontar un análisis de cualquier emprendimiento privado, desplegarlo sobre la fotografía digital y verificar los pros y contras del entorno. Eso permite saber a qué nos enfrentamos. 

Hoy hay enormes desarrollos inmobiliarios e industriales que despiertan interrogantes sobre cómo será la infraestructura, la accesibilidad, o algo que no es nada menor: el abastecimiento de energía eléctrica en un área que se desborda. 

—¿Cómo es la relación del CA D2 con la Municipalidad de Rosario? ¿Hay intercambio en cuanto al planteo de demandas o recepción de consultas? 

—Por mi parte, desde el inicio de esta gestión estamos a disposición. Hemos tenido encuentros en la secretaría de Planeamiento para dar nuestras opiniones y colaborar en todo lo que sea posible. Esa misma predisposición es la que mantenemos con las comunas y municipios de nuestra competencia distrital. 

Estamos al comienzo de una gestión que no es larga (las autoridades se renuevan cada dos años) y esperamos sacarle provecho, sobre todo en este año calendario, ya que el año que viene al ser electoral y siempre se complejiza un poco. Por eso queremos aprovechar este año para dar un diagnóstico y visualizar lo que desde el Colegio entendemos que es mejorable.

Falta hacer hincapié en los concursos de vivienda pública o vivienda protegida».

—¿De los ejes trazados al asumir al frente del CA D2 ya se ven algunos logros?

—Como Colegio de Arquitectos nuestro trabajo principal es mejorar el trabajo diario de los matriculados, ser eficientes en las gestiones, saber de la enorme cantidad de reclamos de arquitectos y arquitectas en cuanto a tiempos de permiso de obra y de gestión, que son largos. Ese sería, por decirlo de algún modo, nuestro trabajo real y directo. 

Nuestro segundo eje, que es una idea que ya está en marcha, es visitar las distintas áreas para verificar ese factor común que es el enorme déficit de infraestructura que generan los desarrollos inmobiliarios. Todas las localidades tienen este tipo de inconvenientes. 

Nosotros  no instrumentamos políticas de desarrollos urbanísticos, sino que opinamos en cuestiones sobre las que nos hemos formado o que, como es mi caso, tuvimos la oportunidad de participar. Todas estas son cosas que llevan tiempo, pero hay que tener en cuenta que si no se toman las decisiones correctas en tiempo y forma, los problemas pueden ser irreversibles. Desde el Colegio de Arquitectos de Rosario nos comprometemos a mantener estos temas en agenda. 

—¿Cuáles son, a modo de síntesis, las políticas que caracterizan a esta gestión del CA D2? 

—Sin dejar de lado el trabajo primario de servicio al matriculado, el mantenimiento de edificios del Colegio, el vínculo con los demás distritos, yo sumaría con un fuerte énfasis a la presencia territorial. 

También es relevante la escuela de formación post-universitaria, que es permanente y que permite asistir al profesional que entra en activo y se enfrenta a un problema para el que no está preparado. 

Y en cuanto a lo que hablábamos de la gestión territorial, llegar a todas las comunas en las cuales el Colegio siempre se manejó en forma centrífuga. Ahora trataremos de hacerlo en forma centrípeta. Quiero decir; usando esta metáfora de las dos formas en que trabajan las turbinas de agua, trabajaremos de afuera hacia adentro. Lo haremos con la mejor intención y sabiendo que somos parte de un organismo territorial de toda la provincia, y por lo tanto los problemas y los aciertos se replican en las distintas localidades. 

Por eso el Colegio no se debe permitir ser un ente cerrado, sino por el contrario llegar a todas las personas que están vinculadas con nosotros, ya sean habitantes, profesionales de la construcción en todos los niveles, agentes inmobiliarios, o agrimensores. Es tiempo de una apertura, de no saber que uno tiene la casa ordenada sino que el territorio empieza a tener otra forma. 

Otro eje determinante es la organización, y facilitar a cualquier comuna o municipio la gestión de los concursos a través del Colegio, darle un ámbito distrital o provincial y, si fuera necesario, nacional. Pero los concursos deben ser una herramienta que posibilite a las nuevas generaciones acceder a chequear donde están parados o cuál es su capacidad real para enfrentarse a un edificio de carácter público y no privado. 

Me parece que nos falta hacer hincapié en los concursos de vivienda pública o vivienda protegida, que hoy por hoy es algo inexistente. El acceso a la vivienda de la gente joven con un alquiler de carácter solidario permitiría que este crecimiento urbanístico tuviera otro legado. Ojalá se entienda desde nuestro lugar.

—¿Y a nivel personal cómo definirías tu impronta al frente del CA D2?

—Este año que me toca presidir el Colegio cumplo 40 años como arquitecto. Nunca estuve en la función pública a excepción de un período en el que estuve en una secretaría de Planeamiento, toda mi vida profesional fue dedicada a trabajar con una mirada que no está condicionada por cuestiones políticas. Lo que veo es en lo que creo, y de algún modo, me gustaría reflejar eso en la gestión. 

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